Dueño de una voz templada entre la prosodia justa (emanada del monólogo y la digresión) y las resonancias de un verso libre, en ocasiones expansivo hasta el encuadre del poema en prosa, Tadeus Argüello abreva de la filosofía como bagaje referencial inmediato pero también como andamiaje discursivo. La hora del lobo expone dos escenarios notables: el del hombre solitario en el bosque, domesticando su tedio con la percusión de los conceptos, las palabras y su permanente búsqueda de la poesía, la melodía y el conocimiento del mundo; y el del teatro absorto de los personajes que —en el fondo— encarnan…